20100920

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

I
Por cuanto muchos han tratado de poner en orden y escribir una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas (y hay plena convicción), tal como nos las dieron a conocer los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra (del evangelio), también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas (instruido oralmente).

El ángel anuncia el nacimiento de Juan El Bautista :
Hubo en los días de Herodes (el Grande), rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada. Pero aconteció que mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. Toda la multitud del pueblo estaba afuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque él será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde Él vientre de su madre, y hará volver a muchos de los Israelitas al Señor su Dios. Él irá delante del Señor en Él espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para Él Señor un pueblo bien dispuesto. Entonces Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada. Él ángel le respondió: o soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo.
El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de su tardanza en el templo. Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Él les hablaba por señas y permanecía mudo. Cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa.
Después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.

Un ángel anuncia el nacimiento de Jesús :
Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está (sea) contigo; bendita eres tú entre las mujeres. Ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y Le pondrás por nombre Jesús (El Señor salva). Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios Le dará el trono de Su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? Él ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. Tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y éste es el sexto mes para Ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna cosa será imposible para Dios. Entonces María dijo: "Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

María visita a Elisabet :
En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. Cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor.

María alaba a Dios :
Entonces María dijo: "Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; Pues desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada. Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; Y santo es Su nombre, y de generación en generación es su misericordia para los que le temen. Ha hecho proezas con Su brazo; Ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Ha quitado a los poderosos de sus tronos; Y ha exaltado a los humildes; a los hambrientos ha colmado de bienes y ha despedido a los ricos con las manos vacías. Ha ayudado a Israel, Su siervo, Para recuerdo de Su misericordia tal como dijo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia (simiente) para siempre." María se quedó con Elisabet como tres meses y después regresó a su casa.

Nacimiento de Juan El Bautista :
Cuando a Elisabet se le cumplió Él tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado (engrandecido) Su gran misericordia hacia ella, y se regocijaban con ella. Al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. No, sino que se llamará Juan, respondió la madre. Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre. Entonces preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar. Él pidió una tablilla y escribió lo siguiente: Su nombre es Juan. Y todos se maravillaron.
Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea. Todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.

Zacarías alaba a Dios y profetiza :
Su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: "Bendito sea El Señor, Dios de Israel, Porque nos ha visitado y ha traído redención para Su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de David Su siervo, tal como lo anunció por boca de Sus santos profetas desde los tiempos antiguos, salvación (liberación) de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecen; Para mostrar misericordia a nuestros padres, Y para recordar Su santo pacto, el juramento que hizo a nuestro padre Abraham: Concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos, Le sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del señor para preparar sus caminos; para dar a Su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, Para guiar nuestros pies en el camino de paz."
Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel.

II
Nacimiento de Jesús :
Aconteció en aquéllos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado (el Imperio Romano). Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén (Casa del Pan), por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, comprometida para casarse con él, la cual estaba encinta. Sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su Hijo primogénito; Lo envolvió en pañales y Lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en Él mesón.

Los ángeles y los pastores :
En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor; pero el ángel les dijo: No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo (El Mesías) el Señor, esto les servirá de señal: hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz entre los hombres (de buena voluntad) en quienes Él se complace. Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén (Casa del Pan) y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha dado a saber. Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Cuando Lo vieron, dieron a saber lo que se les había dicho acerca de este Niño. Y todos los que lo oyeron se maravillaron de las cosas que les fueron dichas por los pastores. Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón. Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.

El niño Jesús es presentado en el templo :
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, Le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno.
Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, Lo trajeron a Jerusalén (Ciudad de Paz) para presentar al Niño al Señor, (como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón que abra la matriz (el primogénito) será llamado santo para el señor, y para ofrecer un sacrificio conforme a lo que fue dicho en la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.
Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo (al Mesías) del Señor. Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús Lo trajeron para cumplir por el rito de la Ley, Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya En paz, conforme a Tu palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel. Y los padres del Niño estaban asombrados de las cosas que de Él se decían. Simeón los bendijo, y dijo a Su madre María: Este Niño ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada traspasará aun tu propia alma, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad muy avanzada, y había vivido con su marido siete años después de su matrimonio, y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones. Llegando ella en ese preciso momento, daba gracias a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

El regreso a Nazaret :
Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

El niño Jesús en el templo :
Los padres de Jesús acostumbraban ir a Jerusalén todos los años a la fiesta de la Pascua. Y cuando Él cumplió doce años, subieron allá conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, después de haber pasado todos los días de la fiesta , el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran Sus padres, y suponiendo que iba en la caravana, anduvieron camino de un día, y comenzaron a buscar a Jesús entre los familiares y conocidos. Cuando no Lo encontraron, volvieron y Lo buscaron en Jerusalén. Después de tres días Lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que Le oían estaban asombrados de Su entendimiento y de Sus respuestas. Cuando Sus padres Lo vieron, se quedaron maravillados; y Su madre Le dijo: Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Mira, Tu padre y yo Te hemos estado buscando llenos de angustia. Entonces Él les dijo: "¿Por qué Me buscaban? ¿Acaso no sabían que Me era necesario estar en la casa (en las cosas) de Mi Padre?" Pero ellos no entendieron las palabras que Él les había dicho.
Descendió con sus padres y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos. Y Su madre atesoraba todas estas cosas (las palabras) en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura (edad) y en gracia para con Dios y los hombres.

III

Predicación de Juan el bautista :
En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes (Antipas, hijo de Herodes El Grande) tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de la región de Iturea y Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, durante el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y Juan fue por toda la región alrededor del Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados; como está escrito en Él libro de las palabras del profeta Isaías: "VOZ DÉL QUE CLAMA EN ÉL DESIERTO: 'PREPAREN ÉL CAMINO DÉL SEÑOR, HAGAN DERECHAS SUS SENDAS. TODO VALLE SERA RÉLLENADO, Y TODO MONTE Y COLLADO REBAJADO; LO TORCIDO SE HARA RECTO, Y LAS SENDAS ASPERAS SE VOLVERAN CAMINOS LLANOS; Y TODA CARNE (PERSONA) VERA LA SALVACION DE DIOS.'" Por eso, Juan decía a las multitudes que acudían para que él las bautizara: ¡Camada de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, den frutos dignos de arrepentimiento; y no comiencen a decirse a ustedes mismos: 'Tenemos a Abraham por padre,' porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Y las multitudes le preguntaban: ¿Qué, pues, haremos? Juan les respondía: el que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.  
Vinieron también unos recaudadores de impuestos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? No exijan (No colecten) más de lo que se les ha ordenado, les respondió Juan.
También algunos soldados le preguntaban: Y nosotros, ¿qué haremos? A nadie quiten dinero por la fuerza, les dijo, ni a nadie acusen falsamente, y conténtense con su salario.
Como el pueblo estaba a la expectativa, y todos se preguntaban en sus corazones acerca de Juan, si no sería el Cristo (El Mesías), Juan les habló a todos: Yo los bautizo con agua; pero viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de Sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y fuego. El bieldo está en Su mano para limpiar completamente Su era y recoger el trigo en Su granero; pero quemará la paja en un fuego que no se apaga. Y también con muchas otras exhortaciones Juan anunciaba las buenas nuevas (El evangelio) al pueblo.
Pero Herodes (Antipas) el tetrarca (de Galilea), siendo reprendido por él por causa de Herodías, mujer de su hermano (Felipe), y por todas las maldades que Herodes había hecho, añadió además a todas ellas, ésta: que encerró a Juan en la cárcel.

Bautismo de Jesús :
Y aconteció que cuando todo el pueblo era bautizado, Jesús también fue bautizado; y mientras Él oraba, el cielo se abrió, y El Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: "Tú eres Mi Hijo amado, en Ti Me he complacido."

Antepasados de Jesús :
Cuando Jesús comenzó Su ministerio , tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José, quien era hijo de Elí, y Elí, de Matat; Matat, de Leví; Leví, de Melqui; Melqui, de Jana; Jana, de José; José, de Matatías; Matatías, de Amós; Amós, de Nahúm; Nahúm, de Esli; Esli, de Nagai; Nagai, de Maat; Maat, de Matatías; Matatías, de Semei; Semei, de José; José, de Judá; Judá, de Joana; Joana, de Resa; Resa, de ZorobabÉl; ZorobabÉl, de Salatiel; Salatiel, de Neri; Neri, de Melqui; Melqui, de Adi; Adi, de Cosam; Cosam, de Elmodam; Elmodam, de Er; Er, de Josué; Josué, de Eliezer; Eliezer, de Jorim; Jorim, de Matat; Matat, de Leví; Leví, de Simeón; Simeón, de Judá; Judá, de José; José, de Jonán; Jonán, de Eliaquim; Eliaquim, de Melea; Melea, de Mainán; Mainán, de Matata; Matata, de Natán; Natán, de David; David, de Isaí; Isaí, de Obed; Obed, de Booz; Booz, de Salmón; Salmón, de Naasón; Naasón, de Aminadab; Aminadab, de Admín; Admín, de Aram; Aram, de Esrom; Esrom, de Fares; Fares, de Judá; Judá, de Jacob; Jacob, de Isaac; Isaac, de Abraham; Abraham, de Taré; Taré, de Nacor; Nacor, de Serug; Serug, de Ragau; Ragau, de Peleg; Peleg, de Heber; Heber, de Sala; Sala, de Cainán; Cainán, de Arfaxad; Arfaxad, de Sem; Sem, de Noé; Noé, de Lamec; Lamec, de Matusalén; Matusalén, de Enoc; Enoc, de Jared; Jared, de Mahalaleel; Mahalaleel, de Cainán; Cainán, de Enós; Enós, de Set; Set, de Adán; y Adán, de Dios.


IV

El diablo pone a prueba a Jesús :
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por El Espíritu en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo. Y no comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre. Entonces el diablo Le dijo: Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le respondió: "Escrito está: 'NO SOLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE.'"
El diablo Lo llevó a una altura, y Le mostró en un instante todos los reinos del mundo. Todo este dominio y su gloria Te daré, Le dijo el diablo; pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy. Por tanto, si Te postras delante de mí (me adoras), todo será Tuyo. Jesús le respondió: "Escrito está: 'AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y A ÉL SOLO SERVIRAS.'"
Entonces el diablo Lo llevó a Jerusalén y Lo puso sobre el pináculo del templo, y Le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí, pues escrito está: A SUS ANGELES TE ENCOMENDARA PARA QUE TE GUARDEN, y: EN LAS MANOS TE LLEVARAN, PARA QUE TU PIE NO TROPIECE EN PIEDRA. Jesús le respondió: "Se ha dicho: 'NO TENTARAS AL SEÑOR TU DIOS.'" Cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se alejó de Él esperando un tiempo oportuno.

Jesús comienza su actividad en Galilea:
Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y las nuevas (la fama) acerca de Él se divulgaron por toda aquélla región. Y enseñaba en sus sinagogas, siendo alabado por todos.

Jesús en Nazaret :
Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. Le dieron el libro (el rollo) del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: "EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; PARA PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR." Cerrando el libro (el rollo), lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.
 Y comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído." Todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: ¿No es éste Él hijo de José? Entonces Él les dijo: "Sin duda Me citarán este refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en Tu tierra.'" Y Jesús añadió: "En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón. Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de Ellos fue limpiado, sino Naamán El Sirio." Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y Lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí. Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.

Un hombre que tenía un espíritu impuro :
Jesús descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo. Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje (palabra) era con autoridad. Y había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo, y gritó a gran voz: Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: El Santo de Dios. Jesús entonces lo reprendió, diciendo: "¡Cállate y sal de él!" Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño.
 Todos se quedaron asombrados, y discutían entre sí: ¿Qué mensaje es éste? Porque con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y salen. Y Su fama se divulgaba por todos los lugares de aquélla región.

Jesús sana a la suegra de Simón (Pedro) y a muchos otros :
Levantándose, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón (Pedro). La suegra de Simón se hallaba sufriendo con una fiebre muy alta, y Le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús reprendió la fiebre y la fiebre la dejó; al instante ella se levantó y les servía.
Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a Él; y poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También de muchos salían demonios, gritando: ¡Tú eres Él Hijo de Dios! Pero, reprendiéndolos, no les permitía hablar, porque sabían que Él era El Cristo (El Mesías).

Jesús anuncia las buenas noticias en las sinagogas de galilea :
Cuando se hizo de día, Jesús salió y se fue a un lugar solitario. Las multitudes Lo buscaban, y llegaron a donde Él estaba y procuraban detener a Jesús para que no se separara de ellos. Pero Él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas (el evangelio) del reino de Dios, porque para esto Yo he sido enviado." Y predicaba en las sinagogas de los Judíos (de Judea y Galilea).

V

La Pesca Abundante :
Aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara un poco de tierra; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca. Al terminar de hablar, dijo a Simón: "Sal a la parte más profunda y echen sus redes para pescar." Simón Le contestó: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque Tú lo pides (a Tu palabra), echaré las redes. Cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían.  Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador! Porque e l asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la gran pesca que habían hecho; y lo mismo les sucedió también a Jacobo (Santiago) y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, siguieron a Jesús.

Jesús sana a un leproso :
Estando Jesús en una de las ciudades, había allí un hombre lleno de lepra, y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y Le rogó: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: "Quiero; sé limpio." Y al instante la lepra lo dejó. Y Él le mandó que no se lo dijera a nadie. "Pero anda," le dijo, "muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio."
Su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades. Pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba.

Jesús perdona y sana a un paralítico :
Y un día que Él estaba enseñando, estaban allí sentados algunos Fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba con Él para sanar. Y unos hombres trajeron en una camilla a un hombre que estaba paralítico; y trataban de meterlo y ponerlo delante de Jesús. No hallando cómo introducirlo debido a la multitud, subieron a la azotea y lo bajaron con la camilla a través del techo, poniéndolo en medio, delante de Jesús. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados." Entonces los escribas y Fariseos comenzaron a razonar, diciendo: ¿Quién es Este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Conociendo Jesús sus pensamientos, les respondió: "¿Por qué razonan en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir: 'Tus pecados te son perdonados,' o decir: 'Levántate y anda'? Pues para que sepan que El Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados," dijo al paralítico: "A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa." Al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios; y se llenaron de temor, diciendo: Hoy hemos visto cosas extraordinarias.

Jesús llama a Leví (Mateo) :
Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví (Mateo), sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: "Sígueme." Y él, dejándolo todo, se levantó y Lo seguía.
Leví Le ofreció un gran banquete en su casa, y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados a la mesa con ellos. Y los Fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: ¿Por qué comen y beben ustedes con los recaudadores de impuestos y con los pecadores? Jesús les respondió: "Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento."

Jesús enseña sobre Él ayuno :
Ellos dijeron a Jesús: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los Fariseos también hacen lo mismo, pero los Tuyos comen y beben. Entonces Jesús les dijo: "¿Acaso pueden hacer que los acompañantes del novio ayunen mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, entonces ayunarán en aquéllos días."
También les dijo una parábola: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: 'Él añejo es mejor.'"

VI

Los Discípulos arrancan espigas en sábado (Día de reposo) :
Aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por unos sembrados, y Sus discípulos arrancaban y comían espigas, restregándolas entre las manos. Pero algunos de los Fariseos dijeron: ¿Por qué hacen ustedes lo que no es lícito en el día de reposo? Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados, que a nadie es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros?" También les decía: "El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo."

Jesús sana un sábado a un hombre con la mano seca :
Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. A fin de encontrar de qué acusar a Jesús, los escribas y los Fariseos Lo observaban atentamente para ver si sanaba en el día de reposo. Pero Él sabía lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que tenía la mano seca (paralizada): "Levántate y ven acá." Y él, levantándose, se puso de pie. Entonces Jesús les dijo: "Yo les pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?" Después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: "Extiende tu mano." Y él lo hizo así, y su mano quedó sana. Pero ellos se llenaron de ira, y discutían entre sí qué podrían hacerle a Jesús.

Jesús escoge a los doce apóstoles :
En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a Sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles: Simón, a quien también llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo (Santiago) y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Jacobo (Santiago), hijo de Alfeo, y Simón, al que llamaban el Zelote; Judas, hijo de Jacobo (Santiago), y Judas Iscariote, que llegó a ser traidor.

Jesús atiende y enseña (ministra) a mucha gente .
Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había una gran multitud de Sus discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían ido para oír a Jesús y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos eran curados. Y toda la multitud procuraba tocar a Jesús, porque de Él salía un poder que a todos sanaba.

Lo que realmente cuenta ante Dios :
Volviendo su vista hacia Sus discípulos, decía: "Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.
"Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
“Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán.
"Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.
"Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque ya están recibiendo todo su consuelo.
"¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre.
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen! Porque se lamentarán y llorarán.
"¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes! Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.

El amor a los enemigos (La regla de oro) :
“Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos; hagan bien a los que los aborrecen;  bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan. Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera. Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad. Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.”

El juzgar a los demás :
"No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados. Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir."
Les dijo también una parábola: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo? Un discípulo no está por encima de su maestro; pero todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: 'Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo,' cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.”

El árbol se conoce por su fruto :
“Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza. Él hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.”

La casa bien o mal fundada (los dos cimientos) :
"¿Por qué ustedes Me llaman: 'Señor, Señor,' y no hacen lo que Yo digo? Todo el que viene a Mí y oye Mis palabras y las pone en práctica, les mostraré a quién es semejante: es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente dio con fuerza contra aquélla casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida. Pero el que ha oído y no ha hecho nada, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente dio con fuerza contra ella y al instante se desplomó, y fue grande la ruina de aquélla casa."

VII

Jesús sana al criado de un oficial romano :
Cuando terminó todas Sus palabras (todo Su discurso) al pueblo que Le oía, Jesús se fue a Capernaúm. Y el siervo de cierto centurión, a quien éste apreciaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión envió a Él unos ancianos de los Judíos, pidiendo que viniera y salvara (sanara) a su siervo. Cuando ellos llegaron a Jesús, Le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo (nuestra nación) y fue él quien nos edificó la sinagoga. Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciendo: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; por eso ni siquiera me consideré digno de ir a Ti, tan sólo di la palabra y mi siervo será sanado. Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: 'Ve,' y va; y a otro: 'Ven,' y viene; y a mi siervo: 'Haz esto,' y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que Lo seguía: "Les digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande." Cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.

Jesús resucita al hijo de una viuda :
Aconteció poco después que Jesús fue a una ciudad llamada Naín; y Sus discípulos iban con Él acompañados por una gran multitud. Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: "No llores." Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y Jesús dijo: "Joven, a ti te digo: ¡Levántate!" el que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. También decían: Dios ha visitado a Su pueblo. Este dicho que se decía de Él, se divulgó por toda Judea y por toda la región circunvecina.

Los mensajeros de Juan el Bautista :
Entonces los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas. Y llamando Juan a dos de sus discípulos, los envió a preguntar al Señor: ¿Eres Tú Él que ha de venir, o esperamos a otro? Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado para que Te preguntáramos: '¿Eres Tú el que ha de venir, o esperamos a otro?' En esa misma hora curó a muchos de enfermedades, aflicciones y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. Entonces Él les respondió: "Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los CIEGOS RECIBEN LA VISTA, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA EL EVANGELIO. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí."
Cuando los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Miren, los que visten con esplendor y viven en deleites están en los palacios de los reyes. Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y uno que es más que un profeta. Este es aquél de quien está escrito: 'HE AQUI, YO ENVIO MI MENSAJERO DÉLANTE DE TI, QUIEN PREPARARA TU CAMINO DÉLANTE DE TI.' Les digo que entre los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él." Al oír esto, todo el pueblo y los recaudadores de impuestos reconocieron la justicia de Dios, y fueron bautizados con el bautismo de Juan. Pero los Fariseos y los intérpretes de la ley (expertos en la Ley de Moisés) rechazaron los propósitos de Dios para con ellos, al no ser bautizados por Juan. "¿A qué, entonces, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza y se llaman unos a otros, y dicen: 'Les tocamos la flauta, y no bailaron; entonamos endechas, y no lloraron.' Porque ha venido Juan El Bautista, que no come pan, ni bebe vino, y ustedes dicen: 'Tiene un demonio.' Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: 'Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores.' Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos."

Jesús en casa de Simón el fariseo :
Uno de los Fariseos pidió a Jesús que comiera con él; y entrando Él en la casa del Fariseo, se sentó a la mesa. Había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en casa del Fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y poniéndose detrás de Él a Sus pies, llorando, comenzó a regar Sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba Sus pies y los ungía con el perfume. Pero al ver esto el Fariseo que Lo había invitado, dijo para sí: Si Este fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que Lo está tocando, que es una pecadora. Y Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte." Di, Maestro, le contestó. "Cierto prestamista tenía dos deudores; uno le debía 500 denarios (salario de 500 días) y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, lo amará más?" Supongo que aquél a quien le perdonó más, respondió Simón. Y Jesús le dijo: "Has juzgado correctamente." Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: "¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y no Me diste agua para Mis pies, pero ella ha regado Mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No Me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar Mis pies. No ungiste Mi cabeza con aceite, pero ella ungió Mis pies con perfume. Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama." Entonces Jesús le dijo a la mujer: "Tus pecados han sido perdonados."
Los que estaban sentados a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es Este que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz."

VIII

Mujeres que sirven (ayudan) a Jesús :
Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas (el evangelio) del reino de Dios. Con Él iban los doce discípulos, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes (Antipas); Susana y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.

La parábola del sembrador (El ejemplo de las semillas) :
Habiéndose congregado una gran multitud y los que de varias ciudades acudían a Jesús, entonces les habló por medio de una parábola: "Él sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrarla, una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron. Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno." Al hablar estas cosas, Jesús exclamaba: "Él que tiene oídos para oír, que oiga."
Sus discípulos Le preguntaban qué quería decir esta parábola, Él respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios, pero a los demás les hablo en parábolas, para que VIENDO, NO VEAN; Y OYENDO, NO ENTIENDAN. La parábola es ésta: la semilla es la palabra de Dios. Aquéllos a lo largo del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arrebata la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Aquéllos sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo; pero no tienen raíz profunda; creen por algún tiempo, y en el momento de la tentación sucumben. La semilla que cayó entre los espinos, son los que han oído, y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura. Pero la semilla en la tierra buena, son los que han oído la palabra con corazón recto y bueno, y la retienen, y dan fruto con su perseverancia.”

La parábola de la lámpara (Nada oculto que no haya de ser manifestado) :
"Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz. Por tanto, tengan cuidado de cómo oyen; porque al que tiene, más le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene se le quitará."

La madre y los hermanos de Jesús :
Entonces la madre y los hermanos de Jesús llegaron a donde Él estaba, pero no podían acercarse a Él debido al gentío. Tu madre y Tus hermanos están afuera y Te quieren ver, Le avisaron. Pero Él les respondió: "Mi madre y Mis hermanos son éstos que oyen la palabra de Dios y la hacen."

Jesús calma la tormenta :
Uno de aquéllos días, Jesús entró en una barca con Sus discípulos, y les dijo: "Pasemos al otro lado del lago." Y se hicieron a la mar. Pero mientras ellos navegaban, Él se durmió; y una violenta tempestad descendió sobre el lago, y comenzaron a hundirse y corrían peligro. Llegándose a Jesús, Lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y Él, levantándose, reprendió al viento y a las olas embravecidas, y cesaron y sobrevino la calma. "¿Dónde está la fe de ustedes?" les dijo. Pero ellos estaban atemorizados y asombrados, diciéndose unos a otros: ¿Quién, pues, es Este que aun a los vientos y al agua manda y Lo obedecen?

El hombre con muchos demonios :
Entonces navegaron hacia la tierra de los Gadarenos que está al lado opuesto de Galilea. Cuando Jesús bajó a tierra, Le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído por demonios, y que por mucho tiempo no se había puesto ropa alguna, ni vivía en una casa sino en los sepulcros. Al ver a Jesús, gritó y cayó delante de Él, y dijo en alta voz: ¿Qué tienes Tú que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. Porque Él mandaba al espíritu inmundo que saliera del hombre, pues muchas veces se había apoderado de él, y estaba atado con cadenas y grillos y bajo guardia; a pesar de todo rompía las ataduras y era llevado por el demonio a los desiertos. Entonces Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Legión, contestó; porque muchos demonios habían entrado en él. Y Le rogaban que no les ordenara irse al abismo. Había una manada de muchos cerdos paciendo allí en el monte; y los demonios Le rogaron que les permitiera entrar en los cerdos. Y Él les dio permiso. Los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y la manada se precipitó por el despeñadero al lago y se ahogaron. Cuando los que los cuidaban vieron lo que había sucedido, huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos.
 Salió entonces la gente a ver qué había sucedido; y vinieron a Jesús, y encontraron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto, les contaron cómo el que estaba endemoniado había sido sanado. Entonces toda la gente (la multitud) de la región alrededor de los Gadarenos Le pidió a Jesús que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de un gran temor. Y Él, entrando a una barca, regresó.
Pero el hombre de quien habían salido los demonios Le rogaba que le permitiera estar con Él; pero Jesús lo despidió, diciendo: "Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas Dios ha hecho por ti." Y él se fue, proclamando por toda la ciudad cuán grandes cosas Jesús había hecho por él.

La hija de Jairo y la mujer que tocó el manto de Jesús (Una niña muerta y una mujer enferma) :
Cuando Jesús volvió, la multitud Lo recibió con gozo , porque todos Lo habían estado esperando. Entonces llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga. Cayendo a los pies de Jesús, Le rogaba que entrara a su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de la muerte.
Pero mientras Él iba, la muchedumbre Lo apretaba. Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, sin que nadie pudiera curarla, se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de Su manto, y al instante cesó el flujo de su sangre. Y Jesús preguntó: "¿Quién es el que Me ha tocado?" Mientras todos lo negaban, Pedro dijo, y los que con él estaban: Maestro, las multitudes Te aprietan y Te oprimen. Pero Jesús dijo: "Alguien Me tocó, porque me di cuenta de que había salido poder de Mí." Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de Él, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual Lo había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Y Él le dijo: "Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz."
 Mientras Jesús estaba todavía hablando, vino alguien de la casa de Jairo, oficial de la sinagoga, diciendo: "Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro." Pero cuando Jesús lo oyó, le respondió: "No temas; cree solamente, y ella será sanada." Al llegar Jesús a la casa, no permitió que nadie entrara con Él sino sólo Pedro, Juan y Jacobo (Santiago), y el padre y la madre de la muchacha. Todos la lloraban y se lamentaban; pero Él dijo: "No lloren, porque no ha muerto, sino que duerme." Y se burlaban de Él, sabiendo que ella había muerto. Pero Él, tomándola de la mano, clamó, diciendo: "¡Niña, levántate!" Entonces le volvió a ella su espíritu y se levantó al instante, y Jesús mandó que le dieran de comer. Sus padres estaban asombrados, pero Él les encargó que no dijeran a nadie lo que había sucedido.

IX

Jesús envía a los doce discípulos a anunciar el reino de Dios :
Reuniendo Jesús a los doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. Los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. Y les dijo: "No tomen nada para el camino, ni bordón, ni alforja (bolsa), ni pan, ni dinero; ni tengan dos túnicas cada uno. En cualquier casa donde entren, quédense allí, y sea de allí su salida. En cuanto a los que no los reciban, al salir de esa ciudad, sacudan el polvo de sus pies en testimonio contra ellos." Entonces salieron, e iban por las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
Herodes (Antipas) el tetrarca (de Galilea) se enteró de todo lo que estaba pasando, y estaba muy perplejo, porque algunos decían que Juan había resucitado de entre los muertos, otros, que Elías había aparecido, y otros, que algún profeta de los antiguos había resucitado. Entonces Herodes (Antipas) dijo: A Juan yo lo hice decapitar; ¿quién es, entonces, Este de quien oigo tales cosas? Y procuraba ver a Jesús.

Jesús da de comer a mucha gente (Cinco mil) :
Cuando los apóstoles regresaron, dieron cuenta a Jesús de todo lo que habían hecho. Y tomándolos con Él, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida. Pero cuando la gente se dio cuenta de esto, Lo siguió; y Jesús, recibiéndolos, les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados. el día comenzaba a declinar, y acercándose los doce, Le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y campos de los alrededores, y hallen alojamiento y consigan alimentos; porque aquí estamos en un lugar desierto. "Denles ustedes de comer," les dijo Jesús. Y ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos y compremos alimentos para toda esta gente. Porque había como 5,000 hombres. Y Jesús dijo a Sus discípulos: "Hagan que se recuesten en grupos como de cincuenta cada uno." Así lo hicieron, haciendo recostar a todos. Tomando Él los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, los bendijo, los partió y los iba dando a los discípulos para que los sirvieran a la gente. Todos comieron y se saciaron; y se recogieron de lo que les sobró de los pedazos: doce cestas llenas .

Pedro declara que Jesús es Él Mesías :
Estando Jesús orando a solas, estaban con Él los discípulos, y les preguntó: "¿Quién dicen las multitudes que soy Yo?" Entonces ellos respondieron: Unos, Juan El Bautista, otros, Elías, y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. "Y ustedes ¿quién dicen que soy Yo?" les preguntó. Y Pedro le respondió: El Cristo (El Mesías) de Dios.
Jesús habla de su muerte :
Pero Jesús, advirtiéndoles severamente, les mandó que no dijeran esto a nadie, y les dijo: "El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día." Y a todos les decía: "Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde? Porque el que se avergüence de Mí y de Mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en Su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángeles. Pero en verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios."

La transfiguración de Jesús :
Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con Él a Pedro, a Juan y a Jacobo (Santiago), y subió al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de Su rostro se hizo otra, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente. Y de repente dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías, quienes apareciendo en gloria, hablaban de la partida de Jesús que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él.
Y al retirarse ellos de Él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, es bueno quedarnos aquí; hagamos tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero Pedro no sabía lo que decía. Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y una voz salió de la nube, que decía: "Este es Mi Hijo, Mi Escogido; oigan a Él." Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. ellos mantuvieron esto en secreto; por aquéllos días no contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho que tenía un espíritu impuro :
Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud Le salió al encuentro. En ese momento un hombre de la multitud gritó: Maestro, Te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo, y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y el espíritu hace que caiga con convulsiones, echando espumarajos; y cuando lo estropea, a duras penas se aparta de él. Entonces rogué a Tus discípulos que echaran fuera ese espíritu, y no pudieron. Jesús les respondió: "¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y he de soportarlos? Trae acá a tu hijo." Cuando éste se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. Y todos estaban admirados de la grandeza (majestad) de Dios.

Jesús habla otra vez de su muerte :
Mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, Jesús dijo a Sus discípulos: "Hagan que estas palabras penetren en sus oídos, porque El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres." Pero ellos no entendían estas palabras, y les estaban veladas para que no las comprendieran; y temían preguntar a Jesús acerca de ellas. Y comenzó una discusión entre ellos, sobre quién de ellos sería el mayor. Entonces Jesús, sabiendo lo que pensaban en sus corazones, tomó a un niño y lo puso a Su lado. "El que reciba a este niño en Mi nombre," les dijo, "Me recibe a Mí; y el que Me recibe a Mí, recibe a Aquél que Me envió; porque el que es más pequeño (humilde) entre todos ustedes, ése es grande."
El que no está contra nosotros, está a nuestro favor :
Y Juan respondió: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en Tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros. Pero Jesús le dijo: "No se lo impidan; porque el que no está contra ustedes, está con ustedes."
Sucedió que cuando se cumplían los días de Su ascensión, Jesús, con determinación, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de Él; y ellos fueron y entraron en una aldea de los Samaritanos para hacer los preparativos para Él. Pero no Lo recibieron, porque sabían que había determinado ir a Jerusalén. Al ver esto, Sus discípulos Jacobo (Santiago) y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma? Pero Él, volviéndose, los reprendió, y dijo: "Ustedes no saben de qué espíritu son, porque El Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas." Y se fueron a otra aldea.

Para seguir a Jesús :
Mientras ellos iban por el camino, uno Le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas. "Las zorras tienen madrigueras (cuevas) y las aves del cielo nidos," le dijo Jesús, "pero El Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza." A otro le dijo: "Ven tras Mí." Pero él contestó: Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre. "Deja que los muertos entierren a sus muertos," le respondió Jesús; "pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios." También otro dijo: Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Pero Jesús le dijo: "Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios."

X

Jesús envía a setenta y dos discípulos :
Después de esto, el Señor designó a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de Él, a toda ciudad y lugar adonde Él había de ir. Y les decía: “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha. Vayan; miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y a nadie saluden por el camino. En cualquier casa que entren, primero digan: 'Paz a esta casa.' Y si hay allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él; pero si no, se volverá a ustedes. Permanezcan entonces en esa casa, comiendo y bebiendo lo que les den; porque el obrero es digno de su salario. No se pasen de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les sirvan; sanen a los enfermos que haya en ella, y díganles: 'Se ha acercado a ustedes el reino de Dios.' Pero en cualquier ciudad donde entren, y no los reciban, salgan a sus calles, y digan: 'Hasta el polvo de su ciudad que se pega a nuestros pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes; pero sepan esto: que el reino de Dios se ha acercado.' Les digo que en aquél día será más tolerable el castigo para Sodoma que para aquélla ciudad.”
“¡Ay de ti Corazín! ¡Ay de ti Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron entre ustedes hubieran sido hechos en Tiro y Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido sentados en cilicio y ceniza. Por eso, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.”
“Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades (la región de los muertos) serás hundida!”
"El que a ustedes escucha, Me escucha a Mí, y El que a ustedes rechaza, Me rechaza a Mí; y el que Me rechaza a Mí, rechaza al que Me envió."

Regreso de los setenta y dos :
Los setenta regresaron con gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sujetan en Tu nombre. Y Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado autoridad para pisotear sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada les hará daño. Sin embargo, no se regocijen en esto, de que los espíritus se les sometan, sino regocíjense de que sus nombres están escritos en los cielos."

Jesús alaba a Dios :
En aquélla misma hora Jesús se regocijó mucho en El Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de Tu agrado. Todas las cosas Me han sido entregadas por Mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven; porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron."

Parábola del buen samaritano :
Cierto intérprete de la ley (experto en la Ley de Moisés) se levantó, y para poner a prueba a Jesús dijo: "Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Y Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?" Respondiendo él, dijo: "AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE, Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO." Entonces Jesús le dijo: "Has respondido correctamente; HAZ ESTO Y VIVIRAS."
Pero queriendo él justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús le respondió: "Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquél camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. Del mismo modo, también un Levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino. Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios (salario de dos días) se los dio al mesonero, y dijo: 'Cuídelo, y todo lo demás que gaste, cuando yo regrese se lo pagaré.' ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores?" El intérprete de la ley respondió: El que tuvo misericordia de él. "Ve y haz tú lo mismo," le dijo Jesús.

Marta y María :
Mientras iban ellos de camino, Jesús entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta Lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba Su palabra. Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos. Y acercándose a Él, le dijo: Señor, ¿no Te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. El Señor le respondió: "Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada."

XI

Jesús enseña a orar :
Aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, Le dijo uno de Sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos. Y Él les dijo: "Cuando oren, digan: 'Padre, santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas (no nos dejes caer) en tentación.'"
También les dijo: "Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo, y va a él a medianoche y le dice: 'Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle;' y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: 'No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte nada.' Les digo que aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad (insistencia) se levantará y le dará cuanto necesite. Así que Yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. O supongan que a uno de ustedes que es padre, su hijo le pide pan, ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado, ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? O si le pide un huevo, ¿acaso le dará un escorpión? Pues si ustedes siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se Lo pidan?"

Acusación contra Jesús :
Jesús estaba echando fuera un demonio que era mudo, y cuando el demonio salió, el mudo habló; y las multitudes se maravillaron. Pero algunos de ellos dijeron: Él echa fuera los demonios por Belcebú, príncipe de los demonios. Y otros, para poner a prueba a Jesús, demandaban de Él una señal (un milagro) del cielo. Pero conociendo Él sus pensamientos, les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo es asolado; y una casa dividida contra sí misma, se derrumba. Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá en pie su reino? Porque ustedes dicen que Yo echo fuera demonios por Belcebú. Y si Yo echo fuera demonios por Belcebú, ¿por quién los echan fuera los hijos de ustedes? Por tanto, ellos serán sus jueces. Pero si Yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte, bien armado, custodia su palacio, sus bienes están seguros. Pero cuando uno más fuerte que él lo ataca y lo vence, le quita todas sus armas en las cuales había confiado y distribuye su botín. Él que no está a Mi lado, contra Mí está; y Él que a Mi lado no recoge, desparrama.”
El espíritu impuro que regresa :
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso; y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi casa de donde salí.' Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquél hombre resulta peor que Él primero."
Mientras Jesús decía estas cosas, una de las mujeres en la multitud alzó la voz y dijo: ¡Dichosa la matriz que Te concibió y los senos que Te criaron!  "Al contrario," le contestó Jesús, "dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan."
Como la multitud se aglomeraba, Jesús comenzó a decir: "Esta generación es una generación perversa; busca señal (milagro), y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás. Porque de la misma manera que Jonás vino a ser una señal para los Ninivitas, así también lo será El Hijo del Hombre para esta generación. La Reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y miren, algo más grande que Salomón está aquí. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y miren, algo más grande que Jonás está aquí.”
La lámpara del cuerpo :
"Nadie, cuando enciende una lámpara, la pone en un sótano ni debajo de una vasija, sino sobre el candelero, para que los que entren vean la luz. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo; cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando está malo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad. Mira, pues, que la luz que en ti hay no sea oscuridad. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, sin tener parte alguna en tinieblas, estará totalmente iluminado como cuando la lámpara te alumbra con sus rayos."

Jesús acusa a los fariseos y a los maestros de la ley :
Cuando terminó de hablar, un Fariseo Le rogó que comiera con él; y Jesús entró y se sentó a la mesa. El Fariseo al ver esto, se sorprendió de que Jesús no se hubiera lavado primero antes de comer, según el ritual Judío . Pero Él Señor le dijo: "Ahora bien, ustedes los Fariseos limpian lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro están llenos de robo y de maldad. Necios, el que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo les será limpio.
Pero ¡ay de ustedes, Fariseos! Porque pagan el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasan por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debían haber practicado sin descuidar lo otro.
¡Ay de ustedes, Fariseos! Porque aman los primeros asientos en las sinagogas y los saludos respetuosos en las plazas.
¡Ay de ustedes! Porque son como sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo."
Respondiendo uno de los intérpretes de la Ley (expertos en la Ley de Moisés), Le dijo: Maestro, cuando dices esto, también a nosotros nos insultas.
Y Él dijo: "¡Ay también de ustedes, intérpretes de la Ley! Porque cargan a los hombres con cargas difíciles de llevar, y ustedes ni siquiera tocan las cargas con uno de sus dedos.
"¡Ay de ustedes! Porque edifican los sepulcros de los profetas, y fueron los padres de ustedes quienes los mataron. De modo que son testigos, y aprueban las acciones de sus padres; porque ellos los mataron y ustedes edifican sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: 'Les enviaré profetas y apóstoles, y de ellos, matarán a algunos y perseguirán a otros, para que la sangre de todos los profetas, derramada desde la fundación del mundo, se le cargue a esta generación. 'Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y la casa de Dios. Sí, les digo que le será cargada a esta generación.'
"¡Ay de ustedes, intérpretes de la ley! Porque han quitado la llave del conocimiento. Ustedes mismos no entraron, y a los que estaban entrando se lo impidieron."
Cuando salió de allí, los escribas y los Fariseos comenzaron a acosar en gran manera, y a interrogar minuciosamente a Jesús sobre muchas cosas, tramando contra Él para ver si Lo podían atrapar en algo que dijera.

XII

Consejos, Jesús enseña contra la hipocresía :
Entre tanto, una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros. Jesús comenzó a hablar primero a Sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los Fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse. Por lo cual, todo lo que han dicho en la oscuridad se oirá a la luz, y lo que han susurrado en las habitaciones interiores, será proclamado desde las azoteas. Así que Yo les digo, amigos Míos: no teman a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen nada más que puedan hacer. Pero Yo les mostraré a quién deben temer: teman a Aquél que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, les digo: ¡A Él, teman! ¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas? Y sin embargo, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Es más, aun los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No teman; ustedes valen más que muchos pajarillos.”
Hablar de Jesús: reconocer a Jesucristo delante de los hombres.
"Les digo, que a todo el que Me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre lo confesará también ante los ángeles de Dios; pero el que Me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando los lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo o de qué hablarán en defensa propia, o qué van a decir; porque el Espíritu Santo en esa misma hora les enseñará lo que deben decir."

El peligro de las riquezas :
Uno de la multitud Le dijo: Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo. "¡Hombre!" le dijo Jesús, "¿Quién Me ha puesto por juez o árbitro sobre ustedes?" También les dijo: "Estén atentos y cuídense de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes."
Entonces les contó una parábola: "La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí: '¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?' Entonces dijo: 'Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. 'Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete.' Pero Dios le dijo: '¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?' Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios."

Dios cuida de sus hijos :
A Sus discípulos Jesús les dijo: “Por eso les digo que no se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, qué vestirán. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa. Consideren los cuervos, que ni siembran ni siegan; no tienen bodega ni granero, y sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! ¿Quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Si ustedes, pues, no pueden hacer algo tan pequeño, ¿por qué se preocupan por lo demás? Consideren los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan. Pero les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! Ustedes, pues no busquen qué han de comer, ni qué han de beber, y no estén preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero el Padre de ustedes sabe que necesitan estas cosas. Pero busquen Su reino, y estas cosas les serán añadidas.”
“No temas, rebaño pequeño, porque el Padre de ustedes ha decidido darles el reino. Vendan sus posesiones y den limosnas; háganse bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún ladrón ni la polilla destruye. Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón.”
“Estén siempre preparados y mantengan las lámparas encendidas, y sean semejantes a hombres que esperan a su señor que regresa de las bodas, para abrirle tan pronto como llegue y llame. Dichosos aquellos siervos a quienes el señor, al venir, halle velando; en verdad les digo que se ceñirá para servir , y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá. Y ya sea que venga en la segunda vigilia (9 p.m. a medianoche), o aun en la tercera (medianoche a 3 a.m.), y los halla así, dichosos son aquellos siervos. Ustedes pueden estar seguros de que si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora iba a venir el ladrón, no hubiera permitido que entrara en su casa. También ustedes estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperan."

El criado (mayordomo) fiel y el criado infiel :
Entonces Pedro dijo: Señor, ¿nos dices esta parábola a nosotros, o también a todos los demás ? El Señor respondió: “¿Quién es, pues, el mayordomo fiel y prudente a quien su señor pondrá sobre sus siervos para que a su tiempo les dé sus raciones? Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. En verdad les digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. Pero si aquel siervo dice en su corazón: 'Mi señor tardará en venir,' y empieza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer, a beber y a embriagarse, el señor de aquel siervo llegará un día, cuando él no lo espera y a una hora que no sabe, y lo azotará severamente, y le asignará un lugar con los incrédulos. Y aquel siervo que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco. A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán.”
Jesús advierte a sus discípulos :
"Yo he venido para echar fuego sobre la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera encendido! Pero de un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! ¿Piensan que vine a dar paz en la tierra? No, les digo, sino más bien división. Porque desde ahora en adelante, cinco en una casa estarán divididos; tres contra dos y dos contra tres. Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra."
Decía también a las multitudes: "Cuando ven una nube que se levanta en el oeste, al instante ustedes dicen: 'Viene un aguacero,' y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, dicen: 'Va a hacer calor,' y así pasa. ¡Hipócritas! Saben examinar el aspecto de la tierra y del cielo; entonces, ¿por qué no examinan este tiempo presente? ¿Y por qué no juzgan por sí mismos lo que es justo? Porque mientras vas con tu adversario para comparecer ante el magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te eche en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun el último centavo."

XIII

Cambiar de vida, la importancia de la conversión :
En esa misma ocasión había allí algunos que contaron a Jesús acerca de los Galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios.Él les respondió: "¿Piensan que estos Galileos eran más pecadores que todos los demás Galileos, porque sufrieron esto? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente. ¿O piensan que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente."

Parábola de la higuera sin fruto :
Entonces Jesús les dijo esta parábola: "Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y fue a buscar fruto de ella y no lo halló. Y dijo al viñador: 'Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo. Córtala. ¿Por qué ha de cansar la tierra?' El viñador le respondió: 'Señor, déjala por este año todavía, hasta que yo cave alrededor de ella, y le eche abono, y si da fruto el año que viene, bien; y si no, córtala.'"

Jesús sana a una mujer en sábado :
Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: "Mujer, has quedado libre de tu enfermedad." Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. Pero el oficial de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en día de reposo, reaccionó diciendo a la multitud: Hay seis días en los cuales se debe trabajar; vengan, pues, en esos días y sean sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió: "Hipócritas, ¿no desata cada uno de ustedes su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber? Y ésta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en el día de reposo?" Al decir Él esto, todos Sus adversarios se avergonzaban, pero toda la multitud se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por Él.

Parábolas de (1)la semilla de mostaza y (2)la levadura :
Entonces Jesús decía: "¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; y creció y se hizo árbol, y LAS AVES DEL CIELO ANIDARON EN SUS RAMAS."
Y volvió a decir: "¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas (39 litros) de harina hasta que todo quedó fermentado."

La puerta estrecha (angosta) :
Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras proseguía camino a Jerusalén. Alguien Le preguntó: "Señor, ¿son pocos los que se salvan?" Y Él les dijo: Esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y ustedes, estando fuera, comiencen a llamar a la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos.' El respondiendo, les dirá: 'No sé de dónde son.' Entonces comenzarán a decir: 'Comimos y bebimos en Tu presencia, y enseñaste en nuestras calles;' y Él dirá: 'Les digo que no sé de dónde son; APARTENSE DE MI, TODOS LOS QUE HACEN INIQUIDAD.' Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes echados fuera. Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Por tanto, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos."

Lamento de Jesús sobre Jerusalén :
En ese momento llegaron unos Fariseos y dijeron a Jesús: Sal y vete de aquí, porque Herodes (Antipas) Te quiere matar. Y Él les dijo: “Vayan y díganle a ese zorro: 'Yo expulso demonios, y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día cumplo Mi propósito.' Sin embargo, debo seguir Mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.”
"¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! Por tanto, la casa de ustedes se les deja desierta; y les digo que no Me verán más, hasta que llegue el tiempo en que digan: 'BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR.'"

XIV

Jesús sana a un enfermo de hidropesía :
Y aconteció que un día de reposo, Jesús entró para comer en casa de uno de los principales de los Fariseos, y ellos Lo estaban observando cuidadosamente. Y allí, frente a Él, estaba un hombre hidrópico. Dirigiéndose Jesús a los intérpretes de la Ley (expertos en la Ley de Moisés) y a los Fariseos, les dijo: "¿Es lícito sanar en el día de reposo, o no?" Pero ellos guardaron silencio. Y Él, tomando al hombre de la mano, lo sanó y lo despidió. Y a ellos les dijo: "¿A quién de ustedes, si se le cae un hijo o un buey en un hoyo en día de reposo, no lo saca inmediatamente?" Y no Le pudieron responder a esto.

Los invitados a un banquete de bodas :
Jesús comenzó a referir una parábola a los invitados, cuando advirtió cómo escogían los lugares de honor en la mesa :  "Cuando seas invitado por alguien a un banquete de bodas, no tomes el lugar de honor, no sea que él haya invitado a otro más distinguido que tú, y viniendo el que te invitó a ti y a él, te diga: 'Dale el lugar a éste;' y entonces, avergonzado, tengas que irte al último lugar. Sino que cuando seas invitado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, ven más adelante;' entonces serás honrado delante de todos los que se sientan a la mesa contigo. Porque todo el que se engrandece, será humillado; y el que se humille será engrandecido."
Jesús dijo también al que Lo había convidado: "Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu recompensa. Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos, y serás bienaventurado (feliz), ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos."
La parábola de la gran cena :
Cuando uno de los que estaban sentados con Él a la mesa oyó esto, Le dijo: ¡Bienaventurado (Feliz) todo el que coma pan en el reino de Dios! Pero Jesús le dijo: "Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos. A la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: 'Vengan, porque ya todo está preparado.' Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: 'He comprado un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses.' Otro dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses.' También otro dijo: 'Me he casado, y por eso no puedo ir.' Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: 'Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos.' Y el siervo dijo: 'Señor, se ha hecho lo que usted ordenó, y todavía hay lugar.' Entonces el señor dijo al siervo: 'Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. 'Porque les digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena.'"

Condiciones para ser discípulo  de Jesús :
Grandes multitudes acompañaban a Jesús; y Él, volviéndose, les dijo: "Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo.
El que no carga su cruz y Me sigue, no puede ser Mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: 'Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.'
¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con 10,000 hombres es bastante fuerte para enfrentarse al que viene contra él con 20,000? Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo.
Por tanto, buena es la sal, pero si aún la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será sazonada? No es útil ni para la tierra ni para el montón de abono; la arrojan fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga."

XV

La parábola del pastor que encuentra su oveja :
Todos los recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban para oír a Jesús. Y los Fariseos y los escribas murmuraban: Este recibe a los pecadores y come con ellos.
Entonces Jesús les dijo esta parábola: “¿Qué hombre de ustedes, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla? Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso. Cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: 'Alégrense conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.' Les digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.”
Parábola de la mujer que encuentra su moneda :
"¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata (salario de diez días) y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla? Cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: 'Alégrense conmigo porque he hallado la moneda que había perdido.' De la misma manera, les digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente."

Parábola del padre que recobra a su hijo (El hijo pródigo) :
Jesús añadió: “Cierto hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos le dijo al padre: 'Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.' Y él les repartió sus bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Entonces, volviendo en sí, dijo: '¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre! 'Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores. Levantándose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Y el hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.' Pero el padre dijo a sus siervos: 'Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies. 'Traigan el becerro engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.' Y comenzaron a regocijarse.”
“Su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas. Llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello. Y él le dijo: 'Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado, porque lo ha recibido sano y salvo.' Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. Pero él le dijo al padre: 'Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos; pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado.' Y su padre le dijo: 'Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo. 'Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.'”

XVI

La parábola del mayordomo astuto :
Decía también Jesús a los discípulos: "Había cierto hombre rico que tenía un mayordomo; y éste fue acusado ante él de derrochar sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: '¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo.' Y el mayordomo se dijo a sí mismo: '¿Qué haré? Pues mi señor me quita la administración. No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza mendigar. 'Ya sé lo que haré, para que cuando se me destituya de la administración algunos me reciban en sus casas.' Llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: '¿Cuánto le debes a mi señor?' Y él dijo: 'Cien barriles (3700 litros) de aceite.' El mayordomo le dijo: 'Toma tu factura, siéntate pronto y escribe cincuenta.' Después dijo a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?' Y él respondió: 'Cien medidas (unos 37,000 litros) de trigo.' El mayordomo le dijo: 'Toma tu factura y escribe ochenta.' El señor elogió al mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de la luz. Pero Yo les digo: háganse amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando les falten, los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. Por tanto, si no han sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién les confiará las riquezas verdaderas? Y si no han sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién les dará lo que es de ustedes? Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas."
Los Fariseos, que eran amantes del dinero, oían todas estas cosas y se burlaban de Él. Y Jesús les dijo: "Ustedes son los que se justifican a sí mismos ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones, porque lo que entre los hombres es de alta estima, abominable es delante de Dios.

La ley :
"La Ley y los Profetas se proclamaron hasta Juan; desde entonces se anuncian las buenas nuevas (el evangelio) del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero es más fácil que el cielo y la tierra pasen, que un ápice de la Ley deje de cumplirse.
El divorcio :
“Todo el que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la que está divorciada del marido, comete adulterio.”
La parábola del rico y el pobre Lázaro :
"Había cierto hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino, celebrando cada día fiestas con esplendidez. Y un pobre llamado Lázaro que se tiraba en el suelo a su puerta cubierto de llagas, ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; además, hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado. En el Hades (la región de los muertos) el rico alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham a lo lejos, y a Lázaro en su seno. Y gritando, dijo: 'Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy en agonía en esta llama.' Pero Abraham le dijo: 'Hijo, recuerda que durante tu vida recibiste tus bienes, y Lázaro, igualmente, males; pero ahora él es consolado aquí, y tú estás en agonía. 'Además de todo esto, hay un gran abismo puesto entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieran pasar de aquí a ustedes no pueden, y tampoco nadie puede cruzar de allá a nosotros.' Entonces él dijo: 'Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, de modo que él los prevenga, para que ellos no vengan también a este lugar de tormento.' Pero Abraham dijo: 'Ellos tienen a Moisés y a los Profetas; que los oigan a ellos.' Y el rico contestó: 'No, padre Abraham, sino que si alguien va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.' Pero Abraham le contestó: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán si alguien se levanta de entre los muertos.'"

XVII

El peligro de caer en pecado :
Jesús dijo a Sus discípulos: "Es inevitable que vengan tropiezos (escándalos), pero ¡ay de aquél por quien vienen! Mejor le sería si se le colgara una piedra de molino al cuello y fuera arrojado al mar, que hacer tropezar (escandalizar) a uno de estos pequeños. ¡Tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: 'Me arrepiento,' perdónalo."
Los apóstoles dijeron al Señor: “¡Auméntanos la fe!" Entonces el Señor dijo: "Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este sicómoro: 'Desarráigate y plántate en el mar,' y les obedecería.”

El deber del que sirve :
"¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: 'Ven enseguida y siéntate a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame algo para cenar, y vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después comerás y beberás tú'? ¿Acaso le da las gracias al siervo porque hizo lo que se le ordenó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: 'Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.'"

Jesús sana a diez leprosos :
Aconteció que mientras Jesús iba camino a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea, y al entrar en cierta aldea, Le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia, y gritaron: ¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros! Cuando Él los vio, les dijo: "Vayan y muéstrense a los sacerdotes." Y sucedió que mientras iban, quedaron limpios.
Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz. Cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, y Le dio gracias; y éste era Samaritano. Jesús le preguntó: "¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?" Entonces le dijo: "Levántate y vete; tu fe te ha sanado."

Cómo llegará el reino de Dios :
Habiendo preguntado los Fariseos a Jesús cuándo vendría el reino de Dios, Él les respondió: "El reino de Dios no viene con señales visibles, ni dirán: '¡Miren, aquí está!' o: '¡Allí está!' Porque, el reino de Dios está entre ustedes."
Y a los discípulos les dijo: "Vendrán días cuando ustedes ansiarán ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo verán. Y les dirán: '¡Miren allí! ¡Miren aquí!' No vayan, ni corran tras ellos . Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en Su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación. Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Fue lo mismo que ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a todos. Lo mismo acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado. En ese día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a llevárselos; y de igual modo, el que esté en el campo no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Todo el que procure preservar su vida (alma), la perderá; y todo el que la pierda, la conservará. Les digo que en aquella noche dos estarán en una cama; uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el mismo lugar; una será tomada y la otra será dejada. Dos estarán en el campo; uno será tomado y el otro será dejado." Respondiendo ellos, Le dijeron: ¿Dónde, Señor? Y Él les dijo: "Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres."

XVIII

La parábola de la viuda y el juez injusto
Jesús les contó una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer: "Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. También había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: 'Hágame usted justicia de mi adversario.' Por algún tiempo el juez no quiso, pero después dijo para sí: 'Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia.'" El Señor dijo: "Escuchen lo que dijo el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a Sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?"

La parábola del fariseo y el cobrador de impuestos (Orgullo – humildad) :
Dijo también Jesús esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: "Dos hombres subieron al templo a orar; uno era Fariseo y el otro recaudador de impuestos. El Fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: 'Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. 'Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.' Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: 'Dios, ten piedad de mí, pecador.' Les digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido."

Jesús bendice a los niños :
Y traían a Jesús aun a los niños muy pequeños para que los tocara. Al ver esto los discípulos, los reprendían. Pero Jesús, llamándolos a su lado, dijo: "Dejen que los niños vengan a Mí, y no se lo impidan, porque de los que son como éstos es el reino de Dios. En verdad les digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él."

Un hombre rico habla con Jesús :
Cierto hombre prominente Le preguntó a Jesús: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le respondió: "¿Por qué Me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: 'NO COMETAS ADULTERIO, NO MATES, NO HURTES, NO DES FALSO TESTIMONIO, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE.'" Todo esto lo he guardado desde mi juventud, dijo el hombre. Cuando Jesús oyó esto, le dijo: "Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme." Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. Mirándolo Jesús, dijo: "¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios."
Los que oyeron esto, dijeron: ¿Y quién podrá salvarse? "Lo imposible para los hombres es posible para Dios," respondió Jesús. Y Pedro dijo: Nosotros hemos dejado todo y Te hemos seguido. Entonces Él les contestó: "En verdad les digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna."

Jesús habla otra vez de su muerte :
Tomando aparte a los doce discípulos, Jesús les dijo: "Miren, subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que están escritas por medio de los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los Gentiles, y será objeto de burla, afrentado y escupido; y Lo azotarán, y después Lo matarán, y al tercer día resucitará." Pero ellos no comprendieron nada de esto. Este dicho les estaba encubierto, y no entendían lo que se les decía.

Jesús sana a un ciego en Jericó :
Aconteció que al acercarse Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando. Al oír que pasaba una multitud, preguntaba qué era aquello. Y le informaron que pasaba Jesús de Nazaret. Entonces gritó: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Jesús se detuvo y ordenó que lo trajeran; y cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué deseas que haga por ti?" Señor, que recobre la vista, contestó el ciego. Jesús entonces le dijo: "Recibe la vista, tu fe te ha sanado." Al instante recobró la vista y Lo seguía glorificando a Dios. Cuando toda la gente vio aquello, dieron gloria a Dios.

XIX

Jesús y Zaqueo
Cuando Jesús entró en Jericó, pasaba por la ciudad y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, ya que Zaqueo era de pequeña estatura. Corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro y así Lo podría ver, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa." Entonces él se apresuró a descender y Lo recibió con gozo. Al ver esto, todos murmuraban: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador. Pero Zaqueo, puesto en pie, dijo a Jesús: Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguien, se lo restituiré cuadruplicado. "Hoy ha venido la salvación a esta casa," le dijo Jesús, "ya que él también es hijo de Abraham; porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido."

La parábola del dinero :
Estando ellos oyendo estas cosas, Jesús continuó diciendo una parábola, porque Él estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. Por eso dijo: "Cierto hombre de familia noble fue a un país lejano a recibir un reino para sí y después volver. Llamando a diez de sus siervos, les repartió diez 10 minas (salario de unos mil días) y les dijo: 'Negocien con esto hasta que yo regrese.' Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron una delegación tras él, diciendo: 'No queremos que éste reine sobre nosotros.' Y al regresar él, después de haber recibido el reino, mandó llamar a su presencia a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que habían ganado negociando. Se presentó el primero, diciendo: 'Señor, su moneda se ha multiplicado diez veces.' Y él le dijo: 'Bien hecho, buen siervo, puesto que has sido fiel en lo muy poco, ten autoridad sobre diez ciudades.' Entonces vino el segundo, diciendo: 'Su moneda, señor, se ha multiplicado cinco veces.' Dijo también a éste: 'Y tú vas a estar sobre cinco ciudades.' Y vino otro, diciendo: 'Señor, aquí está su moneda, que he tenido guardada en un pañuelo; pues a usted le tenía miedo, porque es un hombre exigente, que recoge lo que no depositó y siega lo que no sembró.' Él le contestó: 'Siervo inútil, por tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Sabías que yo soy un hombre exigente, que recojo lo que no deposité y siego lo que no sembré? 'Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, y al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?' Y dijo a los que estaban presentes: 'Quítenle la moneda y dénsela al que tiene las diez monedas.' Ellos le dijeron: 'Señor, él ya tiene diez monedas.' Les digo, que a cualquiera que tiene, más le será dado, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Pero a estos mis enemigos, que no querían que reinara sobre ellos, tráiganlos acá y mátenlos delante de mí."

Jesús entra en Jerusalén :
Habiendo dicho esto, Jesús iba delante, subiendo hacia Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y a Betania, cerca del monte que se llama de los Olivos, envió a dos de los discípulos, diciéndoles: "Vayan a la aldea que está enfrente, en la cual, al entrar, encontrarán un pollino atado sobre el cual nunca se ha montado nadie; desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta: '¿Por qué lo desatan?' de esta manera hablarán: 'Porque el Señor lo necesita.'" Entonces los enviados fueron y lo encontraron como Él les había dicho. Mientras desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatan el pollino? Les respondieron: Porque el Señor lo necesita. Lo trajeron a Jesús, y echando sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús sobre él.
Y mientras Él iba avanzando, tendían sus mantos por el camino. Cuando ya se acercaba, junto a la bajada del Monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡BENDITO EL REY QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! Entonces algunos de los Fariseos de entre la multitud Le dijeron: Maestro, reprende a Tus discípulos. Pero Él respondió: "Les digo que si éstos se callan, las piedras clamarán."
Cuando Jesús se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: "¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. Te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación."

Jesús y los comerciantes del templo :
Entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: "Escrito está: 'MI CASA SERA CASA DE ORACION pero ustedes la han hecho CUEVA DE LADRONES.'"
Jesús enseñaba diariamente en el templo. Pero los principales sacerdotes, los escribas y los más prominentes del pueblo procuraban matar a Jesús; y no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de Él, escuchando lo que decía.

XX

La autoridad de Jesús :
Aconteció que en uno de los días, cuando Jesús enseñaba a la gente en el templo y anunciaba (predicaba) el evangelio (las buenas nuevas), se enfrentaron a Él los principales sacerdotes y los escribas con los ancianos, Le dijeron: Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas, o quién Te dio esta autoridad? Jesús les respondió: "Yo también les haré una pregunta; quiero que Me digan: El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?" Y ellos razonaban entre sí, diciendo: Si decimos: 'Del cielo,' Él dirá: '¿Por qué no le creyeron?' Pero si decimos: 'De los hombres,' todo el pueblo nos matará a pedradas, pues están convencidos de que Juan era un profeta. Y respondieron que no sabían de dónde era. Jesús entonces les dijo: "Tampoco Yo les diré con qué autoridad hago estas cosas."

La parábola de los labradores malvados :
Entonces comenzó a contar al pueblo esta parábola: "Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se fue de viaje por mucho tiempo. Al tiempo de la vendimia envió un siervo a los labradores para que le dieran parte del fruto de la viña; pero los labradores, después de golpearlo, lo enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar otro siervo; y ellos también a éste, después de golpearlo y ultrajarlo, lo enviaron con las manos vacías. Después envió un tercero; y a éste también lo hirieron y echaron fuera. Entonces el dueño de la viña dijo: '¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá a él lo respetarán.' Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: 'Este es el heredero; vamos a matarlo para que la heredad sea nuestra.' Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron. Por tanto, ¿qué les hará el dueño de la viña? Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará la viña a otros." Y cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Nunca suceda tal cosa! Pero Él, mirándolos fijamente, dijo: "Entonces, ¿qué quiere decir esto que está escrito: 'LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO'? Todo el que caiga sobre esa piedra será hecho pedazos; y sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo." Los escribas y los principales sacerdotes procuraron arrestar a Jesús en aquella misma hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo.

La pregunta sobre los impuestos :
Para sorprender a Jesús en alguna declaración, Lo acechaban, enviando espías que fingieran ser justos, y así Lo podrían entregar al poder y autoridad del gobernador. Y Le preguntaron: Maestro, sabemos que hablas y enseñas rectamente, y no Te guías por las apariencias, sino que enseñas con verdad el camino de Dios. ¿Nos es lícito pagar impuesto al César, o no? Pero Jesús, percibiendo su astucia, les dijo: "Traigan un denario (moneda Romana). ¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva?" Del César, contestaron. Entonces Jesús les dijo: "Pues den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios." Y no podían sorprender a Jesús en palabra alguna delante del pueblo; y maravillados de Su respuesta, se callaron.

La pregunta sobre la resurrección :
Acercándose a Él algunos de los Saduceos, los que dicen que no hay resurrección, Le dijeron: Maestro, Moisés nos escribió: 'SI EL HERMANO DE ALGUIEN MUERE, siendo casado, Y NO DEJA HIJOS, que SU HERMANO TOME LA MUJER Y LEVANTE DESCENDENCIA A SU HERMANO.' Eran, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin dejar hijos; y el segundo y el tercero la tomaron; y de la misma manera también los siete, y murieron sin dejar hijos. Por último, murió también la mujer. Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.
Jesús les respondió: "Los hijos de este siglo se casan y son dados en matrimonio. Pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio. Tampoco pueden morir, pues son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Pero que los muertos resucitan, aun Moisés lo enseñó, en aquel pasaje sobre la zarza ardiendo, donde llama al Señor, EL DIOS DE ABRAHAM, Y DIOS DE ISAAC, Y DIOS DE JACOB. Él no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven para Él." Algunos de los escribas respondieron: Maestro, bien has hablado. Y ya no se atrevían a hacer más preguntas.

¿De quién desciende el Mesías?
Entonces Jesús les preguntó: "¿Cómo es que dicen que el Cristo (el Mesías) es hijo de David? Pues David mismo dice en el Libro de los Salmos: EL SEÑOR DIJO A MI SEÑOR: 'SIENTATE A MI DIESTRA, HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS POR ESTRADO DE TUS PIES.'" David, por tanto, Lo llama 'Señor.' ¿Cómo, pues, es El su hijo?" Mientras todo el pueblo escuchaba, dijo a Sus discípulos: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y son amantes de los saludos respetuosos en las plazas, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; ellos recibirán mayor condenación."

XXI

La ofrenda de la viuda pobre :
Levantando Jesús la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro. Vio también a una viuda pobre que echaba allí dos pequeñas monedas de cobre; y dijo: "En verdad les digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos; porque todos ellos echaron en la ofrenda de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir."
Mientras algunos estaban hablando del templo, de cómo estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "En cuanto a estas cosas que ustedes están mirando, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada."
Señales antes del fin :
Ellos Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá esto, y qué señal habrá cuando estas cosas vayan a suceder? Jesús respondió: "Cuídense de no ser engañados; porque muchos vendrán en Mi nombre, diciendo: 'Yo soy el Cristo (el Mesías),' y: 'El tiempo está cerca.' No los sigan. Y cuando oigan de guerras y disturbios, no se aterroricen; porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no sucederá inmediatamente." Entonces les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino; habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas, a ustedes les echarán mano, y los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y cárceles, llevándolos ante reyes y gobernadores por causa de Mi nombre. Esto les dará oportunidad de testificar. Por tanto, propónganse en sus corazones no preparar de antemano su defensa; porque Yo les daré a ustedes palabras y sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Pero serán entregados aun por padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de ustedes, y serán odiados de todos por causa de Mi nombre. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Con su perseverancia ganarán sus almas. Pero cuando ustedes vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan entonces que su desolación está cerca. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de la ciudad, aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. ¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra, e ira para este pueblo. Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los Gentiles, hasta que los tiempos de los Gentiles se cumplan.
El regreso del Hijo del Hombre :
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas. Entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE EN UNA NUBE con poder y gran gloria. Cuando estas cosas empiecen a suceder, levántense y alcen la cabeza, porque se acerca su redención."
Jesús les dijo también una parábola: “Miren la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan las hojas, al verlo, ustedes mismos saben que el verano ya está cerca. Asimismo ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca. En verdad les digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán.”
"Estén alerta, no sea que sus corazones se carguen con disipación, embriaguez y con las preocupaciones de la vida, y aquel día venga súbitamente sobre ustedes como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la superficie de toda la tierra. Pero velen en todo tiempo, orando para que tengan fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y puedan estar en pie delante del Hijo del Hombre."
Durante el día Jesús enseñaba en el templo, pero al oscurecer salía y pasaba la noche en el monte llamado de los Olivos. Y todo el pueblo iba temprano al templo a escuchar a Jesús.

XXII

Conspiración para arrestar y matar a Jesús :
Se acercaba la Fiesta de los Panes sin Levadura, llamada la Pascua. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pero temían al pueblo. Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce apóstoles. Y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo entregarles a Jesús. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. Él aceptó, y buscaba una oportunidad para entregar a Jesús sin hacer un escándalo.

La cena del Señor :
Llegó el día de la Fiesta de los Panes sin Levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua. Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: "Vayan y preparen la Pascua para nosotros, para que la comamos." ¿Dónde deseas que la preparemos? Le preguntaron. Y Él les respondió: "Miren, al entrar en la ciudad, les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo a la casa donde entre. Y dirán al dueño de la casa: 'El Maestro te dice: "¿Dónde está la habitación, en la cual pueda comer la Pascua con Mis discípulos?" Entonces él les mostrará un gran aposento alto, dispuesto; prepárenla allí." Ellos fueron y encontraron todo tal como Él les había dicho; y prepararon la Pascua.
Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y con Él los apóstoles, y les dijo: "Intensamente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; porque les digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios." Y tomando una copa, después de haber dado gracias, dijo: "Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios." Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: "Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí." De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: "Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes. Pero, vean, la mano del que Me entrega está junto a Mí en la mesa. Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien El es entregado!" Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer esto.

La grandeza en el servicio :
Surgió también entre ellos una discusión, sobre cuál de ellos debía ser considerado como el mayor. Y Jesús les dijo: “Los reyes de los Gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores. Pero no es así con ustedes; antes, el mayor entre ustedes hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No lo es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, entre ustedes Yo soy como el que sirve. Ustedes son los que han permanecido junto a Mí en Mis pruebas; y así como Mi Padre Me ha otorgado un reino, Yo les otorgo que coman y beban a Mi mesa en Mi reino; y se sentarán en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”
Jesús anuncia que Pedro lo negará :
"Simón, Simón (Pedro), mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo; pero Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos." Y Pedro Le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir adonde vayas, tanto a la cárcel como a la muerte. Pero Jesús le dijo: "Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que Me conoces."
Y Él les dijo a todos: "Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿acaso les faltó algo?" No, nada, contestaron ellos. Entonces les dijo: "Pero ahora, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, de la misma manera también una alforja, y el que no tenga espada, venda su manto y compre una. Porque les digo que es necesario que en Mí se cumpla esto que está escrito: 'Y CON LOS TRANSGRESORES FUE CONTADO;' pues ciertamente, lo que se refiere a Mí, tiene su cumplimiento." Y ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. "Es suficiente," les respondió.

Jesús ora en Getsemaní :
Saliendo Jesús, se encaminó, como de costumbre, hacia el Monte de los Olivos; y los discípulos también Lo siguieron. Cuando llegó al lugar, les dijo: "Oren para que no entren en tentación."
Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, diciendo: "Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya."
Entonces se apareció un ángel del cielo, que Lo fortalecía. Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y Su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra.
Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, y les dijo: "¿Por qué duermen? Levántense y oren para que no entren en tentación."

Arresto de Jesús :
Mientras todavía estaba Él hablando, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce apóstoles, iba delante de ellos, y se acercó para besar a Jesús. Pero Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?" Cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Pero Jesús dijo: "¡Deténganse! Basta de esto." Y tocando la oreja al siervo, lo sanó. Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra Él: "¿Como contra un ladrón han salido con espadas y palos? Cuando estaba con ustedes cada día en el templo, no Me echaron mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son de ustedes."

Pedro niega conocer a Jesús :
Después de arrestar a Jesús, se Lo llevaron y Lo condujeron a la casa del sumo sacerdote; y Pedro los seguía de lejos. Después que encendieron una hoguera en medio del patio, y de sentarse juntos, Pedro se sentó entre ellos. Una sirvienta, al verlo sentado junto a la lumbre, fijándose en él detenidamente, dijo: También éste estaba con Él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, yo no Lo conozco. Un poco después, otro al verlo, dijo:¡Tú también eres uno de ellos! ¡Hombre, no es cierto!" le dijo Pedro. Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: Ciertamente éste también estaba con Él, pues él también es Galileo. Pero Pedro dijo: Hombre, yo no sé de qué hablas. Al instante, estando él todavía hablando, cantó un gallo. El Señor se volvió y miró a Pedro. Entonces Pedro recordó la palabra del Señor, de cómo le había dicho: "Antes que el gallo cante hoy, Me negarás tres veces." Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Los hombres que tenían a Jesús bajo custodia, se burlaban de Él y Lo golpeaban; Le vendaron los ojos, y Le preguntaban: Adivina, ¿quién es el que Te ha golpeado? También decían muchas otras cosas contra Él, blasfemando.

Jesús ante el concilio :
Cuando se hizo de día, se reunió el Concilio (Sanedrín) de los ancianos del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús ante su Concilio, diciendo: Si Tú eres el Cristo (el Mesías), dínoslo. Pero El les dijo: "Si se lo digo, no creerán; y si les pregunto, no responderán. Pero de ahora en adelante, EL HIJO DEL HOMBRE ESTARA SENTADO A LA DIESTRA del poder DE DIOS." Dijeron todos: Entonces, ¿Tú eres el Hijo de Dios? "Ustedes dicen que Yo soy," les respondió Jesús. Y ellos dijeron: "¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de Su propia boca."

XXIII

Jesús ante Pilato :
Toda la asamblea de ellos se levantó, y llevaron a Jesús ante Pilato. Y comenzaron a acusar a Jesús, diciendo: Hemos hallado que éste pervierte a nuestra nación, prohibiendo pagar impuesto al César, y diciendo que El mismo es Cristo (el Mesías), un Rey. Pilato preguntó a Jesús: ¿Eres Tú el Rey de los Judíos? "Tú lo dices," le respondió Jesús.
Entonces Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud: No encuentro delito en este hombre. Pero ellos insistían, diciendo: Él alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.

Jesús ante Herodes :
Cuando Pilato oyó esto, preguntó si el hombre era Galileo. Al saber que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes (Antipas), Lo remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días. Al ver a Jesús, Herodes se alegró en gran manera, pues hacía mucho tiempo que Lo quería ver por lo que había oído hablar de Él, y esperaba ver alguna señal que Él hiciera. Lo interrogó extensamente, pero Jesús nada le respondió. Los principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, y Lo acusaban con vehemencia. Entonces Herodes, con sus soldados, después de tratar a Jesús con desprecio y burlarse de Él, Lo vistieron con un espléndido manto. Después Herodes Lo envió de nuevo a Pilato. Aquel mismo día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes habían estado enemistados el uno con el otro.

Jesús es sentenciado a muerte :
Pilato convocó a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, y les dijo: Me han presentado a este hombre como uno que incita al pueblo a la rebelión, pero habiéndolo interrogado yo delante de ustedes, no he hallado ningún delito en este hombre de las acusaciones que hacen contra Él. Ni tampoco Herodes, pues nos Lo ha remitido de nuevo; ya que nada ha hecho que merezca la muerte. Por tanto, Lo voy a castigar y después, Lo soltaré. Y tenía obligación de soltarles un preso en cada fiesta. Pero todos ellos gritaron a una: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! Barrabás había sido echado en la cárcel por un levantamiento ocurrido en la ciudad, y por homicidio. Pilato, queriendo soltar a Jesús, les volvió a hablar, pero ellos continuaban gritando: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Y él les dijo por tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho Este? No he hallado en El ningún delito digno de muerte; por tanto, Lo castigaré y Lo soltaré. Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera crucificado, y sus voces comenzaron a predominar. Entonces Pilato decidió que se les concediera su demanda. Y soltó al que ellos pedían, al que había sido echado en la cárcel por insurrección y homicidio, pero entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Jesús es crucificado :
Cuando Lo llevaban, tomaron a un tal Simón de Cirene que venía del campo y le pusieron la cruz encima para que la llevara detrás de Jesús. Y seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloren por Mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque vienen días en que dirán: 'Dichosas (Bienaventuradas) las estériles, los vientres que nunca concibieron y los senos que nunca criaron.' Entonces comenzarán A DECIR A LOS MONTES: 'CAIGAN SOBRE NOSOTROS;' Y A LOS COLLADOS: 'CUBRANNOS.' Porque si en el árbol verde hacen esto, ¿qué sucederá en el seco?"
También llevaban a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos con Él. Cuando llegaron al lugar llamado 'La Calavera,' crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." Y los soldados echaron suertes, repartiéndose entre sí Sus vestidos. El pueblo estaba allí mirando; y aun los gobernantes se burlaban de Él, diciendo: A otros salvó; que se salve Él mismo si Este es el Cristo (el Mesías) de Dios, Su Escogido. Los soldados también se burlaban de Jesús, y se acercaban a Él y Le ofrecían vinagre, diciendo: Si Tú eres el Rey de los Judíos, sálvate a Ti mismo.
Había también una inscripción sobre Él, que decía: "ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS." Uno de los malhechores que estaban colgados allí Le lanzaba insultos (blasfemias), diciendo:¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a Ti mismo y a nosotros! Pero el otro le contestó, y reprendiéndolo, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? Nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero éste nada malo ha hecho." Y añadió: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino. Entonces Jesús le dijo: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso."

Muerte de Jesús :
Era ya como la hora sexta (mediodía), cuando descendieron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena (3 p.m.), al eclipsarse el sol. El velo del templo se rasgó en dos. Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: "Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU." Habiendo dicho esto, expiró. Al ver el centurión lo que había sucedido, glorificaba a Dios, diciendo: Ciertamente, este hombre era inocente (justo).
Todas las multitudes que se habían reunido para presenciar este espectáculo, al observar lo que había acontecido, se volvieron golpeándose el pecho. Pero todos los conocidos de Jesús y las mujeres que Lo habían acompañado desde Galilea, estaban a cierta distancia viendo estas cosas.

Jesús es sepultado :
Había un hombre llamado José, miembro del Concilio (Sanedrín), varón bueno y justo, el cual no había estado de acuerdo con el plan y el proceder de los demás, que era de Arimatea, ciudad de los Judíos, y que esperaba el reino de Dios. Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y bajándolo, lo envolvió en un lienzo de lino, y lo puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía. Era el día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado Su cuerpo. Cuando regresaron, prepararon especias aromáticas y perfumes. Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento.

XXIV

Anuncio de la resurrección de Jesús     ¡ÉL ESTÁ VIVO!    :
Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes. Estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar." Entonces ellas se acordaron de Sus palabras, y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once apóstoles y a todos los demás. Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo (Santiago). También las demás mujeres con ellas decían estas cosas a los apóstoles. A ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Inclinándose para mirar adentro, vio sólo las envolturas de lino, y se fue a su casa maravillado de lo que había acontecido.

En el camino a Emaús :
Aquel mismo día dos de los discípulos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. Conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. Y mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Pero sus ojos estaban velados para que no Lo reconocieran. Y Él les dijo: "¿Qué discusiones (palabras) son estas que tienen entre ustedes mientras van andando?" Y ellos se detuvieron, con semblante triste. Uno de ellos, llamado Cleofas, Le dijo: ¿Eres Tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días? "¿Qué cosas?" les preguntó Jesús. Y ellos Le dijeron: Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes Lo entregaron a sentencia de muerte y Lo crucificaron. Pero nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel. Además de todo esto, éste es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, y al no hallar Su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía. Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a Él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: “Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo (el Mesías) padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria? Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras.”
Se acercaron a la aldea adónde iban, y Él hizo como que iba más lejos. Y ellos Le insistieron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos.
Al sentarse a la mesa con ellos, Jesús tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y Lo reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro:¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo Lo habían reconocido al partir el pan.

Jesús se aparece a los discípulos :
Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: "Paz a ustedes." Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. Y Él les dijo: "¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones? Miren Mis manos y Mis pies, que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo." Cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y porque estaban asombrados, les dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?" Ellos Le presentaron parte de un pescado asado, y Él lo tomó en las manos y comió delante de ellos. Después Jesús les dijo: "Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos." Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: "Así está escrito, que el Cristo (el Mesías) padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas. "Por tanto, Yo enviaré sobre ustedes la promesa de Mi Padre; pero ustedes, permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto."

¡La ascensión! Jesús sube al cielo :
Entonces Jesús los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando Sus manos, los bendijo. Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el templo alabando a Dios.
Es Palabra de Dios
Amén